Colosenses 3: 23-24
Y todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no como para la gente, porque ya saben que el Señor les dará la herencia como recompensa, pues ustedes sirven a Cristo el Señor.
Colosenses 1: 9-14
No cesamos de orar por ustedes y de pedir que Dios los llene del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que vivan como es digno del Señor, es decir, siempre haciendo todo lo que a él le agrada, produciendo los frutos de toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; todo esto, fortalecidos con todo poder, conforme al dominio de su gloria, para que puedan soportarlo todo con mucha paciencia. Así, con gran gozo, darán las gracias al Padre, que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; y que también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados.
LAS PRIORIDADES
Este es un tema del que se habla mucho, y casi siempre somos impulsados a revisar y acomodar nuestra lista de prioridades con la ansiedad de poder cumplir bien con todo.
Damos categorías a los diferentes papeles que jugamos en la vida: Nuestra relación con Dios, la familia, el trabajo, la recreación, etc.
Pero he llegado a entender algo que en los últimos años ha transformado mi vida:
Cuando Dios es el #1 no existe un #2.
Cuando amo a Jesús y lo he puesto en el centro de mi existencia, todo lo demás que hago mana de ese amor.
Cuando entiendo y creo que Jesús ha decidido hacer su morada en mí, puedo reconocer que su carácter fluye a través de mí y que del amor que Él me ha dado, fluye mí amor por Él.
Cuando Amo a Jesús, cuando verdaderamente lo conozco, soy equipada con un amor
sobrenatural que nunca podría tener ni demostrar sin Él.
Entonces, amar a mi familia, a mi esposo y a mis hijos, a mis compañeros de trabajo y a mi comunidad, fluye a través de ese amor, y por consecuencia la perspectiva cambia y la demostración externa del amor se hace evidente y da fruto.
Es nuestra pasión por Jesús la que nos impulsa a amar la vida, y a amar a la gente. Todo lo que hago se convierte en una expresión del amor que le tengo a Dios; entonces, doy evidencia de ese amor, cuando amo a la gente.
Acabo de leer una frase que me encantó: La pasión por Dios gesta la pasión por otras cosas. Son estas cosas las que tenemos que hacer "Como para el Señor." Todo lo que hacemos debe ir de la mano de nuestra devoción a Dios.
No estoy hablando de religión, ni de actividades religiosas o de lo que se considera ministerio en la iglesia solamente. Aunque las actividades de servicio dentro del templo son importantes, no son a esas a las que me refiero aquí. Aquí hablo de tu pasión por tu trabajo, por tus hijos, por tu esposo, por tu carrera, por tu arte, por la naturaleza, por tu hobby, por tus amigos, por tu escuela, etc. Toda tu vida y todo lo que en ella hay.
Cuando lo que hacemos, lo hacemos como para el Señor, sin esperar respuesta "religiosa" de parte de la gente, Dios usa lo que hay en tu mano para hacer Su obra en la gente a la que le demuestras amor, simplemente porque amas a Jesús.
Por ejemplo, hace algunos meses, un equipo de personas comprometida con la juventud de nuestra ciudad, y yo, impartimos un curso llamado El Cuerpo no es Mercancía. Lo impartimos porque queríamos comunicarle a los jóvenes los peligros de la trata de personas y lo valioso que ellos son como para dejarse engañar por cualquiera que les cuenta una historia de amor. No íbamos a "evangelizar," no íbamos a producir conversos, no íbamos a invitarlos a la iglesia. Íbamos a mostrarles el amor de Cristo a través del tiempo sacrificado, finanzas echas a un lado e impartición de conocimiento. Les dedicamos tiempo, les enseñamos, les escuchamos y les impulsamos a ser y hacer más.
Cuando acabamos, nos preguntaron que qué podían hacer para ayudar. Mi hija Victoria les habló de un evento que iba a organizar para concientizar a la comunidad sobre el tema. Un evento de alabanza y adoración a Dios que nombró ENCIENDE. Los muchachos, sabiendo que se trataba de música, se entusiasmaron y se apuntaron de voluntarios para el evento. La mayoría de ellos no eran cristianos. Llegaron más de 40 jóvenes esa noche a "ayudar," Dios se encargó de tocar sus corazones a través de la adoración y muchos de ellos entregaron su vida a Jesús esa noche.
Jesús necesita que tu y yo extendamos nuestra mano, demostremos su amor en todas las esferas de nuestra vida, y Él se va a encargar de hacer el resto.
La cosa es esta, cuando ponemos a Jesús en el #1 y no tenemos #2, 3, y 4, Él se encarga de sorprendernos. Nos da hasta lo que ni siquiera habíamos pedido. Se encarga de los deseos más profundos de nuestro corazón, nos sorprende con cosas que ni imaginábamos que pudieran ser posibles o parte de nuestra vida.
Las amo, amigas... vivan la vida amando a Jesús y creyendo que SÓLO Él es nuestra prioridad.
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