miércoles, 17 de octubre de 2012

Mi Cama


Me encanta mi cama.

Es el jardín en dónde mi esposo y yo jugamos, es la mesa en donde he convocado a mis hijos a las conversaciones más importantes, es el lugar en donde he tenido mis sueños más emocionantes y mis visiones más espeluznantes, es donde me siento a llorar, pero también a reír a carcajadas, es en donde leo, estudio y escribo, es en donde se recuestan mis hijos cuando están enfermos, es donde he dormido profundamente, y también en donde he dado vueltas y vueltas con insomnio preocupante.

Miles de recuerdos llenan mi cabeza cuando de mañana la tengo que tender, pero es uno el que me toca más, es el lugar en donde he orado mis más importantes oraciones; a veces sola y a veces acompañada de mi esposo o mi familia – Ah! Cuánto se ha orado en esa cama.

Recordaba esta mañana sentada en mi cama al leer sobre la angustia de una madre que no sabe que hacer con su hijito,las muchas veces que he clamado a Dios por mis hijos segura de que El respondería, porque en esa misma cama el día que fueron concebidos ya eran de El. Y se lo recuerdo una y otra vez.

Me pasaba por la cabeza que anoche oré para que Dios multiplicara las cuentas del negocio para alcanzar a pagar la nomina y esta mañana ningún empleado se quedó sin sueldo.

Cuántas gracias le doy a Dios por esta cama que me ha permitido en descanso acercarme hasta el trono de justicia a argumentar mi caso. Uno de mis versículos favoritos es Jeremías 12:1 que dice:

Justo eres tú, Jehová,
para que yo dispute contigo;
sin embargo, alegaré mi causa ante ti.

Me encanta ese “sin embargo” porque Dios me da permiso de ir a alegarle a pesar de que el ya tiene todo resulto. Me conoce y me conoce bien. Esa es la oración para mi, la libertad que tengo para conversar íntimamente con mi papá – para alegar como adolescente, para enojarme, para rogarle, para pedirle consuelo, para que me resuelva, para que me apapache, para que me enseñe, para que me abra el entendimiento, para que me de sabiduría, me demuestre el camino y para que me enseñe a descansar en El. También para darle gracias, adorarle, decirle cuanto le amo, pedirle perdón y reconocer su grandeza y su misericordia y bondad conmigo.

Mmmm… pudiera seguir y seguir. Lo único que puedo decirte es que hagas a la oración tu amiga y ¡si la puedes llevar a tu cama, aun mejor!


Salmo 4 (personalizado)


Respóndeme cuando clamo, Oh Dios de mi justicia.
    Cuando estoy en angustia, tú me haces ensanchar;
    Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Se pues, que Jehová oirá cuando yo a él clame.
Medito en mi corazón estando en mi cama, y callo. Selah
Confío en Jehová.
En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

Salmo 6 (personalizado)


Estoy cansado de gemir;
de llanto inundo mi lecho todas las noches,
riego mi cama con mis lágrimas.
Mis ojos están gastados de sufrir;
se han envejecido a causa de lo que me hace mal.

¡Apártate de mi enemigo, apártate tu que me deseas mal,
porque Jehová ha oído la voz de mi lloro!
 Jehová ha oído mi ruego;
ha recibido Jehová mi oración.
Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;se volverán y, de repente, serán avergonzados.